Testimonio de Magdalena Pinzón – Maestra Mapin
En 1989, mis dos hijos mayores tenían seis y cuatro años, respectivamente.
Yo vivía en una casa con pisos de madera y les aplicaba cera. Un día, una señora me sugirió mezclar la cera con gasolina y calentarla para obtener un mejor brillo. La cocina estaba cerca del patio, donde yo guardaba un galón de Cocinol (una marca de derivado del petróleo, similar a la gasolina, que en ese tiempo se usaba comúnmente como combustible para cocinar).

Puse a calentar la cera con la gasolina tal como me indicaron. En el momento menos pensado, la coquita donde estaba la mezcla se encendió, produciendo un lamparazo (llamarada) terrible. Del susto, mi mirada se dirigió a una foto en blanco y negro de la Madre Regina “11” que tenía cerca, y grité: «¡Regina, proteja a mis hijos y a las personas que viven aquí!»
En ese instante, como por arte de magia, el fuego se apagó en seco. No lo podía creer.
Yo habitaba el primer piso de una casa de cuatro pisos, en cada piso vivía una familia. El pánico me hizo pensar que la casa entera iba a incendiarse y que todos moriríamos. El calor fue tan intenso que alcanzó a llegar al baño: todos los envases de plástico, como el del champú y otros productos, quedaron inflados por el calor. Yo misma me alcancé a quemar las pestañas. Por fortuna, el fuego no llegó al galón de Cocinol. No quiero ni imaginar lo que habría pasado si eso hubiese ocurrido.
Ese fue el susto más terrible que he tenido en mi vida. Gracias, Madre. Estoy segura de que fue una protección que ella nos brindó en ese momento, pues de lo contrario, habría ocurrido una tragedia muy grave. Madre, la amo porque siempre me ha protegido.
Magdalena Pinzón – Maestra Mapin
Testimonio de Pedro José Moreno Ávila – Maestro Pejamo
Yo me encontraba en la plaza, frente al Concejo de Bogotá, cuando recibí una llamada. Una señora, visiblemente angustiada, me llamó para informarme que su hijo estaba en riesgo de perder su casa. Me explicó que la exesposa de su hijo (la nuera) y un abogado acudirían para hacerle firmar un documento con el fin de despojarlo de la propiedad.
Ante su gran preocupación, lo primero que hice fue pedirle que se tranquilizara y que confiara en que todo saldría bien. A distancia, le envié un mensaje mental para infundirle calma y realicé una oración oral por ella: la oración de Jesús de la Columna, otra oración para la salud, el bienestar mental y físico. Después de la conversación, la señora se sintió tranquila. Le aseguré que todo se resolvería de manera satisfactoria.

La cité para el día 11 (la llamada fue unos dos días antes) para que viniera a presenciar el Garelo de las 11:00 a.m. que se transmitió el pasado 11 de octubre de 2025, desde Medellín, con la Maestra Regina “11”. Le expliqué que asistir y complementar lo que yo le había dicho, con la energía y las enseñanzas que recibiría en el Garelo le ayudaría mucho a que la situación se aclarara.
Para mi sorpresa, el día 11 llegué a la sede de la calle 13 y la señora ya estaba presente en el Garelo. Estaba muy feliz y contenta. Me contó que ella y su hijo habían ido a la casa y esperaron por mucho tiempo la llegada del abogado y de la exnuera para firmar el documento. Y me dijo: ‘Maestro, gracias a usted por lo que hizo, ellos no pudieron llegar’.
Ese día me sentí muy feliz y me siento profundamente satisfecho con las enseñanzas y todos los conocimientos que nos ha entregado la Maestra Regina “11”. Es algo fantástico, algo maravilloso, usar el poder de la mente para ayudarnos a nosotros mismos, a nuestra familia y a cualquier persona que lo necesite.
Mi nombre es Pedro José Moreno Ávila, y como maestro, soy el Maestro Pejamo. Les deseo mucho éxito a todos y les sugiero que asistan y vean los Garelos en YouTube, pues la Maestra Regina “11” nos entrega una gran energía y fuerza para que cada uno de nosotros pueda salir adelante, ayudándonos y ayudando a otras personas que lo necesiten. Muchas gracias.
Testimonio de José Miguel Huérfano Reina – Maestro Jomier
En 1985, salí a almorzar en una tarde lluviosa. Me puse la chaqueta y, al ver la lluvia, empecé a correr. Crucé dos carriles de la vía y, al llegar al tercero, que confundí con el segundo, fui atropellado. Perdí el conocimiento y no supe nada más, hasta mí hasta despertar en la clínica. Allí me explicaron lo ocurrido: un automóvil me había arrollado y debido al impacto, los médicos tuvieron que ponerme 33 puntos en la cabeza.
Tiempo después, al regresar al trabajo, un hombre que había sido testigo del accidente se sorprendió al verme con vida. Estaba seguro de que yo no había sobrevivido. Me observaba con asombro hasta que me acerqué a él. Su primera pregunta fue: «¿Usted es usted?» a lo que respondí: «Sí, soy yo».
Luego, me preguntó: «¿A qué santo se acogió? Porque lo que vi fue impresionante».

En ese momento, comenzó a contarle a sus compañeros (eran unos diez conductores de la Aeronáutica Civil) lo que había presenciado. Les decía: «El carro lo lanzó como a 20 metros y luego cayó de cabeza sobre el mismo coche. Parecía que no fue el carro quien lo atropelló, sino él quien chocó contra el carro, porque este quedó como si hubiera colisionado con otro».
Fue en ese instante cuando comprendí la increíble cantidad de energía y resistencia que uno puede tener en situaciones extremas, especialmente sabiendo que yo ya había recibido varios cursos de avanzados y rituales. Además, siempre utilizo mi ropa interior magnetizada.
Agradezco profundamente a la Madre y Maestra Regina «11» por sus enseñanzas y protección.
José Miguel Huérfano Reina – Maestro Jomier
Vilma Guzmán – Redactora
Testimonio de Alix Bottia – Sauróloga Avanzada
Mi amiga estaba empacando tinto hirviendo en un termo. Al acercar el termo a su pecho para taparlo, el líquido se regó completamente sobre ella. Como consecuencia, su pecho quedó totalmente quemado y las ampollas (vejigas) comenzaron a formarse inmediatamente.
Al escuchar su grito, fui a ver lo que sucedía y le apliqué Jisko de inmediato.

El efecto fue notable: al poco rato, el enrojecimiento había desaparecido y las ampollas empezaron a reducirse gradualmente.
Esa noche, al regresar de trabajar, pasé a saludarla para ver cómo seguía y ya se encontraba en perfectas condiciones. Solo quedaba una pequeña marca o huella en medio de los senos. Le apliqué más Jisko y, a la mañana siguiente, amaneció totalmente recuperada.
La quemadura fue tan grave que, en condiciones normales, habría requerido atención médica inmediata, pero no fue necesario.
Estoy muy agradecida por los productos que se venden en el lugar de mi Madre y Maestra Regina 11.
Vilma Guzmán – Redactora
Testimonio de Josefa Roncancio Mogollón, Maestra Josrom
Tenía una enfermedad latente, «dormida» como yo la llamo, porque nunca en mi vida había tenido necesidad de ir al médico por algún malestar; siempre me sentí bien. Fue la gente quien empezó a notar y a comentarme que me veían pálida y delgada. Empecé a bajar de peso rápidamente, pasando de 60 a 54 kilos.

Luego, la diarrea intermitente se presentó durante dos o tres años. Finalmente, dije: «esto no es normal». A mis 63 años, asistí al médico y, por primera vez en mi vida, quedé hospitalizada.
Mi sorpresa fue mayúscula: me descubrieron dos tumores cancerígenos en el colon, uno en el lado izquierdo y otro en el derecho. Durante la endoscopia, debido a la obstrucción causada por los tumores, no pudieron pasar la manguera.
Mientras estuve hospitalizada y me preparaban para la cirugía, veía diariamente el garelo de la Madre que se transmite por YouTube, colocándome el celular en el estómago.
El 8 de marzo de 2025 me realizaron una laparoscopia para extirpar los tumores. Afortunadamente, la operación fue muy exitosa y no fue necesario realizarme una colostomía (dejar una bolsa para la salida de desechos). Estuve hospitalizada cuatro días más y me dieron de alta.

Posteriormente, me indicaron seis sesiones de quimioterapia, pero solo aguanté tres. No toleré más porque me sentí muy mal y decidí no continuar. Ante mi intolerancia, el médico me dijo que debía cuidarme mucho. Me prohibieron estrictamente el consumo de dulce, granos, lácteos, entre otros alimentos.
He seguido asistiendo para recibir todos los cambios de energía, los cuales me han ayudado muchísimo a sentirme bien y los productos como el Jisko. Hoy he restablecido mi peso y tengo muchísimas ganas de vivir.
Le doy mis más sinceras gracias a mi Madre y Maestra Regina “11” por todas las cosas hermosas que ha hecho por mí y a todos los saurólogos que me fueron a visitar y enviaron mensajes por mi salud.
Josefa Roncancio Mogollón, Maestra Josrom Vilma Guzmán – Redactora











